Conexiones de poder

 


Había pasado un año desde que me nombraron como coordinadora de evangelismo estudiantil en mi localidad. “Evangelista…” Ese nombre se sentía tan grande, de tanta responsabilidad, de mucha honra a la vez, pero demasiado grande para alguien tan común como lo era yo. Había aceptado el reto del Señor, pero francamente no sabía ni por dónde iniciar y mucho menos cómo dar los resultados que se esperaban.

Sentí ese peso en mis hombros y clamé al Señor pidiendo dirección: ¿Cómo lo hago Señor? ¿De qué manera logro ganar jóvenes para ti en las universidades y colegios? No me siento competente, ayúdame, muéstrame el camino.

Pasaron algunos días, cuando un libro llamado “Conexiones de poder”, llegó a mis manos. Dios lo puso en mis manos para hacerme entender que no tenía que hacer el trabajo sola, que tenía un equipo, recursos inimaginables, pero especialmente tenía a mi alrededor preciosas conexiones de poder en los pastores y ancianos veteranos que ya cruzaron el camino por donde yo intentaba transitar y que podrían darme una luz, un buen consejo.

Pasados algunos días y con esa palabra fresca en mi mente, Dios me hizo cruzar en un evento con un anciano de esos de fe y acción, mi hermano José Manuel Castro, más conocido como el hermano “Monti”. Él amablemente aceptó sentarse conmigo a escucharme, y después de expresarle mi situación, me dijo tomando una hoja de papel en blanco y un lapicero: Hija, haz esto y esto… A mí me funcionó, puede que a ti también. Y si en algo puedo servirte, aquí estoy, cuentas conmigo.

Me fui contenta y agradecida a casa con una nueva visión y misión sobre el trabajo. Recuerdo que esa tarde él me aconsejó que para llegar a los jóvenes usara la música como gancho, que hiciera un concierto evangelístico en un auditorio de la universidad y me explicó paso a paso, detalle a detalle, cómo debía hacerlo; él ya tenía su propia formula, la que Dios le había dado hace unos años.

Apliqué su consejo al pie de la letra, sabía que Dios me lo había enviado para ese tiempo, así que traté de ser diligente y lo hicimos junto con todo mi equipo de evangelistas estudiantiles.

¡Dios santo! ¡Ese evento fue una tremenda bendición! Tuvimos una asistencia masiva de estudiantes no creyentes y 16 de esos jóvenes recibieron a Cristo en su corazón. Fue justamente en esa universidad, de donde salió nuestro primer joven bautizado en el nombre de Jesús, y donde un grupo de jovencitos cristianos se armaron de valor y levantaron su voz sin temor para anunciar que Cristo salva y transforma vidas.

Hoy el Señor me ha regalado estas líneas para a aquellos jóvenes líderes un tanto inexpertos, que como yo alguna vez, se han sentido incompetentes o sin cualidad especial que les ayude realizar el trabajo que Dios puso en sus manos. La buena noticia, es que no se trata de ti, se trata del poder de Dios y de los recursos que Dios coloca a tu disposición para que puedas cumplir con la tarea encomendada. Dios no es injusto para colocarnos en una labor sin preparar antes todos los recursos que necesitaremos, como tampoco es injusto para olvidar todo el trabajo de amor que hacemos en su maravillosa obra. Así que ¡ánimo! Sí vas a poder, Dios ya tiene un plan. Dios está y estará siempre contigo y no irás solo a esa batalla, solo pide y se te dará, toca y se te abrirá la puerta, porque Dios busca disposición por encima de capacidad, porque las capacidades las da Él, pero la disposición debe salir de tu corazón.

- Ella Gómez Beltrán.


Comentarios

  1. Hermoso , gracias hermana Ella por compartir tus hermosas experiencia en el servicio a Dios

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares