LO SENTIMOS MUCHO, HICIMOS TODO LO POSIBLE.

 


Desde que empezó el confinamiento hemos creado un diario en el que compartimos sensaciones, experiencias, sentimientos y pensamientos desde diferentes puntos de vista, ante todo esto: El mío. Un diario publicado en tus ojos y en tu boca; o no, mejor aún, en tu perfil de Instagram o Facebook; muchos prefieren hacerlo más viral y lo comparten en periódicos y en noticieros nacionales. Sin embargo, cada uno decide que publicar y de qué manera hacerlo.

Quiero llevarte a reflexionar por medio de este artículo, y que logres ver la tenaz realidad en la que el hombre se encuentra sucumbido y sin salida.

Salir hoy en día a la calle es recobrar nuevamente un derecho que se nos otorga como cualquier otro ciudadano de este mundo, la libertad. Si, eres libre, pero, cuando miras tus manos no hay marcas de grilletes, ni de esposas; miras tus pies y no están sucios de mugre del suelo de alguna prisión; miras tus uñas y hasta bien arregladas están. Entonces, te estarás haciendo la misma pregunta que me hice yo, ¿De que somos libres? Puedo decirte con certeza que eres libre de un concepto llamado confinamiento, puedes ya no solo asomarte en la ventana, ahora con un tapaboca y con las medidas de bioseguridad puedes salir, pero ¿en realidad eres libre? ¿Por qué te insisto tanto en esta pregunta? Pues…

¿Qué pasaría si nunca encuentran la cura eficaz para eliminar el virus? Y solo te dijeran: “lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible”, créeme que esto sería el final para muchos, unos tomarían decisiones equivocas y perderían total esperanza, verían un arco iris a blanco y negro, un mar dulce y un rio salado, un sol en la noche y una luna en el día; verían una vida sin sentido sabiendo que todos morirían a causa de eso.

¿Sabes cuantas veces he escuchado esta frase, “lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible” y humanamente no hay nada que hacer? Miles de veces, y no solamente en ocasiones extremas; la he escuchado en partidos de futbol donde el entrenador que perdió sencillamente expresa: “a todos los hinchas presento mis disculpas, la verdad lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible”; o, cuando tratas de reconquistar un amor perdido, y consigues mariachis, pero al final solo te vuelven a cerrar la puerta del corazón, lo único que recibes en ese momento son las palabras de un mariachi: “de veras estas canciones eran las indicadas, pero ella no te ama, lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible”; o, cuando el banquero te llama para decirte que tus finanzas se han ido al suelo: “sabemos que en este semestre todo vino a pique, y tus finanzas también, lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible”. Ciertamente son palabras que no esperas recibir, y cuestionas a la vida, ¿Por qué te tuvo que pasar esto a ti? ¿A caso no hay más personas en la tierra?

Es posible darte cuenta de que estas cosas no quieres que aparezcan en tu diario, pero no se pueden evitar, puedes ocultarlas, pero todo sale a la luz para bien o para mal. Si en verdad crees que esas palabras son las mas fuertes en momentos inoportunos, no quiero saber como reaccionarías cuando el ser que más quieres en esta vida está preso y no necesariamente en una cárcel, sino en un hospital tumbado por cualquier enfermedad, el lecho de su cama lo absorbe como si por debajo hubiese otro mundo donde quisieran que viviera, y es justo allí donde te das cuenta qué no estás libre.

Este articulo es redactado para todos los necesitados de alguien superior a la ciencia, al gobierno, al sistema social, a los tabús. No ignoro que en momentos así quiere uno llorar y escapar en el rincón preferido de tus lágrimas; sin embargo, lo humano queda absorbido ante la mente escasa de fe cuando el ultimo reporte que te llega de ese ser querido es el que menos esperabas recibir; el del Doctor: “¿Familiar del paciente? Él había presentado mejoría, pero, lo sentimos mucho, hicimos todo lo humanamente posible” y es precisamente allí donde el ultimo golpe de aquel martillo de la circunstancia derrumba toda tu humanidad, en ese momento es valido llorar, gritar, huir de toda presión, hacer memoria de todos los momentos que ese ser tuvo en vida, pero nunca culpar a ese alguien superior llamado Dios.

¿Tu pensamiento aun cuando salgas a la calle, estará libre? Sabes, todos los días salgo y mientras voy en el camino observo mucha gente afuera, van bien vestidos, otros quizás no, eso sí, noto un afán en ellos como si el tiempo no les alcanzara, y van por la vida con grilletes y esposas en el alma, sus corazones están rotos y muertos; se saludan y se dicen uno al otro indirectamente: “lo siento mucho, hice todo lo posible”

Una vez estuve en una calle, a la derecha veía muchos doctores con sus batas, con sus fonendoscopios y excelentes autos; en la otra calle a la izquierda veía unos edificios en construcción, solo había obreros e ingenieros, unos echaban el concreto, otros preparaban la mezcla y otros descansaban; me preguntaba si eso lo escribirían en su diario. Claro que sí, me respondí, pero también entendí que tanto los doctores como los maestros de obra pueden tener diferencias en lo que hacen (en su profesión), pero los une el mismo corazón muerto, un corazón lleno de concreto, seco y sin tiempo, fueron absorbidos por el afán de su humanidad, tratan de ser libres, pero no lo son; y le dicen al corazón: “lo sentimos mucho, hacemos todo lo posible” enterrándolo cada vez más en ese pecho lleno de fango.

¿Por qué tuve a bien escoger este tema? porque nosotros como cristianos a veces también hemos sido absorbido por muchas de estas cosas y a veces nos duele tanto cuando nos dicen: ¡lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible! Y fíjate que en ocasiones vamos a tener que necesitar esa frase un par de veces para recordarnos que dependemos de Dios y no del hombre; es tan necesario tener certeza de lo que creemos y esperamos, sí, es tan necesario tener claridad de la verdad que hemos abrazado, y más cuando vivimos en un tiempo de tanta relatividad, donde cada uno cree conocer o tener su propia verdad. Es entonces ahí cuando el evangelio cobra mayor relevancia para el pueblo de Dios.

Es ahí cuando la ciencia queda con las manos cortas y lo único que dice es: lo sentimos mucho, hicimos todo lo posible, pero ¡Hey! su poder va más allá, su poder levantó a Lázaro después de 4 días de muerto, levantó a la hija de Jairo de entre los que duermen, levantó al hijo de aquella viuda. Sanó leprosos y dio vista a ciegos; libertó a los que estaban oprimidos y dejó libre a los que estaban endemoniados. Cuando la ciencia dice es imposible, Dios dice si es posible y cuando lo siente mucho, solo son palabras, pero el Señor es el consolador, él si sabe que es sentir dolor y no solo siente palabras, sino que siente y te abraza con el corazón.

Vuelvo a preguntarte, ¿eres libre aun sabiendo que el mundo pueda desmoronarse? Te animo a que digas que sí, ¿Sabes por qué? Porque nuestra esperanza no procede de la tierra, nuestra esperanza procede del Señor, Él es la esperanza viva, es la esperanza que capacita, es la esperanza que nos mueve, que da sentido a nuestras vidas. ¡Oh! Cuánta razón tenía Pedro cuando muchos eran perseguidos, echados a los leones y colgados en la horca; él fue capaz de decirle a todos esos cristianos que hoy en día tal vez se conforman con esa frase que es un puñal para tu circunstancia, que: “Alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo”.

Y como si fuera poco, cuando la ley se atrevió a decirnos: lo sentimos mucho, hicieron todo lo posible no pueden salvarse. Él trajo la gracia, es decir que donde no había salida Él abrió una, donde no había camino el preparó uno, mi pregunta ahora es, ¿Qué es lo que Él no pueda hacer entonces? Él es soberano, hace como quiera, con quien quiera y donde quiera; si rompe con circunstancias, paradigmas, dictamen médico, crisis económica, crisis existencial. Él lo hace todo, si es necesario que lo vuelva hacer, lo hará, y si así no fuese te enseñará a depender de Él, no de las circunstancias. Cristo es todo, en todo y por todos.

¡Ah! Cuando vuelvas a escuchar, lo sentimos, hicimos todo lo posible; Escribe en tu diario: tú confía y él hará.

-Andrés Bonza

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