PREOCÚPATE CUANDO NO TE TIREN PIEDRAS.
“Si la vida te
da limones haz limonada”.
Es la frase usada como la aceptación de lo más
cercano a la realidad, no podemos pretender que todo sea perfecto tanto de lo
externo a lo interno, sino también de lo interno a lo externo. En mi
caso apenas la escuche hace unas semanas. Soy de pocos dichos, pero cuando
escuché esta frase me centré en analizar, ¿Qué tanto puede tomar relevancia
este pensamiento en cualquier aspecto de la vida?
En la biblia encontramos los proverbios de
salomón, y comúnmente conocemos estos proverbios como
“dichos o refranes” y se aplican a diario de manera concurrente; pero si
en vez de limones te lanzaran piedras ¿cómo? o ¿qué harías?
¡Genial esa pregunta! Por lo tanto, la vida te
enseña cosas que uno no las ve en el instante, quizás porque pasamos por
desapercibidos o porque no las vemos necesarias, sin embargo de algo si estoy
seguro, y es que sí logramos apreciar estas cosas, pero es en el
momento en que más estamos faltos y solos.
Échale un vistazo a este pasaje de biblia, te
enseñaré algo (Abdías 1.
1-14)
Israel tuvo muchos enemigos a lo largo de su
historia, incluso hoy en día los sigue teniendo. Pero Edom su hermano (Edom es
el pueblo que surge de Esaú) se dedicó no a lanzarle limones, se dedicó a
lanzarle piedras por mucho, pero mucho tiempo. Una piedra que fue violencia,
una piedra escarnecedora, una piedra de maldición, una piedra de arrogancia, una
piedra de insensibilidad, una piedra ladrona, una piedra de egoísmo, una piedra
de furor, una piedra de muerte. Sin embargo Israel no respondió con piedras.
Hay algo que me gustó en este pasaje y lo traigo a la vida que normalmente
llevamos, y es con ¿cuál de estas piedras te sientes identificado? O ¿cuál otra
piedra agregarías a la catapulta que está preparada para soltarse en contra
tuya? Porque así como Edom se sintió lleno de orgullo por todo lo que le hacía
a Israel, el mismo Dios le anuncia su caída, es más, Edom pensó que en todo ese
tiempo Israel se debilitaba, que “su Dios” no les ayudaba, que se rendirían y
la humillación de Israel elevaría su ego en toda la tierra, pero no fue así, el
mismo Dios que ellos pasaron por alto les apuntaba una, tras una, tras una de
las piedras que ellos lanzaban, y les dice:
“¡como hiciste, se te hará! ¡Sobre tu cabeza
recaerá tu merecido!” (Abdías 1.
15).
te invito a mirar estas dos imágenes:
Se
aprecia que son dos árboles uno de Eucalipto y otro de Mango, ambos
dan buena sombra, ventean, poseen buena cantidad de hojas, el de
eucalipto siempre será más alto que el de mango, pero no solamente es esa la
diferencia si no que uno da fruto y el otro no.
El árbol de mango se
acostumbró a que la gente le tire piedras, pues sus mejores mangos están en lo
más alto, pero el hecho de que le lancen piedras y acaben con todo sus frutos,
él no va a dejar de dar mangos, pues su naturaleza es esa, él sigue dando
frutos, de que le sirve al eucalipto ser más alto si nadie puede ver, y no solo
ver si no que no pueden comer porque no da frutos; pues este fue hecho para eso
solamente.
Así pasa con
nosotros, habrá gente que no solo se conformará con gozar de una
sombra, o del viento, si no que te lanzaran toda clase de piedras que puedan
para acabar con tus frutos, con tu ministerio, con tu tranquilidad, con tu
esperanza, con tus fuerzas, con tu fe, con tu liderazgo, pero no saben ellos
que tu naturaleza no es estéril. Tú eres fructífero, productivo, fértil,
valioso, fructuoso, tu naturaleza es dar frutos, por lo tanto preocúpate cuando
no te tiren piedras.
Dios nos ha dado la potestad
de ser sus hijos, de manera que nos debemos a él y aun así a través de su palabra
nos enseña a permanecer en él para así producir más frutos (San Juan
15. 1-7)
Solo recuerda que si en el
proceso de tu ministerio sientes que son mucha las piedras que te lanzan, haz
como los futbolistas, ellos saben controlar un cambio de frente o bajar un
balón con el pecho, pero esto no quiere decir que el pase fue perfecto, ellos
saben cómo recibir y esperar el balón. Así que “No es como te tiren la piedra, es
como tú la sepas recibir y esperar. (Proverbios
11. 31)
Preocúpate cuando
no te tiren piedras.
- Andrés Bonza.
Excelente reflexión, lo importante no es el tamaño de la roca ,sino como la recibes o esquivas. Las palabras buenas o malas no son importantes ,sino le das importancia .👍
ResponderEliminarAsí es, Dios te bendiga.
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