EL SECRETO TE HABILITA PARA COSAS INAUDITAS



Hay seguridad, hay fortaleza, hay renuevo cuando tú y yo vamos a la presencia del Señor, cuando nos sumergimos en el rio del Espíritu Santo encontramos el reposo, encontramos la protección y la guía que necesitamos  en cualquier estación de la vida; Cuando tú  vas y te colocas en la sombra del omnipotente eso te genera confianza y  puedes levantar tus manos y decir con toda certeza tú eres mi esperanza, tú eres mi refugio, tú eres mi Dios, mí libertador, eres quien adiestra mis manos para la guerra , el que me habilita para la batalla y cuando estamos en la tienda del padre tenemos todo lo que necesitamos para manifestar, para glorificar y ver lo nuevo de Dios en esta tierra, por eso debemos estar en intimidad con Dios para que lo nuevo, lo secreto te sea revelado, y se manifieste en la tierra.

El secreto siempre te va habilitar a ti para cosas inauditas, el secreto te va a llevar a cosas extraordinarias, el secreto te llevará a lo sobrenatural, es por eso la importancia de estar en el secreto. 

Te cuento...
El criado o siervo vivían en respeto y sumisión a su Señor. Un criado fue testigo de algo sobrenatural e inesperado solo porque un hombre de Dios vivía en el secreto, era temeroso y obediente al Señor, No era más que un simple mortal con necesidades de vivienda, comida y quizás su apariencia física no era la mejor, pues este vestía con piel de camello, pero si tenía algo diferente a los demás hombres y profetas de aquel entonces, era la intimidad con Dios, te hablo de Elías. Elías sé acostumbró a vivir tanto en el secreto de Dios que un día sintió el ruido de un torrentoso aguacero donde hacían 3 años no llovía, en medio un desierto con su temperatura elevada y sin aparición de alguna nube gris; no estaba adivinando, estaba asegurando y lo más curioso es que a su lado estaba el criado, quizás un joven que no conocía lo sobrenatural ni mucho menos lo inesperado de parte de Dios, a este se le entregó una tarea de ir a la playa y mirar hacia el mar, este por obediencia fue, bajó el monte Carmelo y llegó, a víspera de una respuesta favorable sé encontró con un cielo azul en su mejor expresión y sol radiante pero ninguna nube gris, volvió y subió el monte Carmelo hasta la cumbre para decirle al profeta que no veía nada, la respuesta del hombre de Dios fue, ve nuevamente (siete veces alcanzó a ir el muchacho), quiero detenerme aquí, ¿Cuánto tiempo duraría bajando el criado? ¿Cuánto subiendo? ¿Estaría conforme con la realidad que veía enfrente de él? ¿Estaba a gusto con la respuesta de su señor?, sólo sé decir que Elías era hombre de Dios, no era un falso profeta, era un hombre visionario, vivía en secreto por lo cual lo habilitaba para cosas inauditas; pero a la séptima vez subió el criado a presencia de Elías diciendo, “¡Desde el mar viene subiendo una nube. Es tan pequeña como una mano!” (1 Reyes 18. 41-46). 
Lo que Dios nos trata de enseñar es a entrar y permanecer en el secreto, a veces hay cosas que no las entendemos porque estamos fuera del secreto, estamos como el criado, tal vez somos obedientes, sumisos, no importa cuántas veces bajemos o subamos el monte Carmelo,   quizás ni cuenta nos damos que no ha llovido por muchos años, estamos distraídos y acostumbrados a la sequía pero Dios siempre muestra lo sobrenatural por medio de un Elías que está habilitado para hacer cosas inauditas en la sociedad que nos rodea, es hora de entrar al secreto y conocer lo que Dios quiere hacer por medio de nosotros.

Hoy es un nuevo  día para entender lo que Dios quiere hacer  en un hombre que manifieste y anhele hacer la diferencia, hoy Dios va a obrar, a ministrar, a cambiar vidas, de manera  que Dios espera que actúes como lo dice en (Jeremías 33. 3), tenemos que aprender que por encima de las circunstancias, el secreto siempre te habilitará; entender que fuimos diseñados para cosas extraordinarias e inauditas. Entonces el secreto te abre las puertas, el secreto te abre lo inesperado, el secreto te estaciona en el lugar correcto, el secreto te promociona, el secreto te perfecciona.


-Andrés Bonza.

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